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viernes, 14 de marzo de 2014

28 de Febrero. El Calafate. "El Perito Moreno, la cubitera de la Patagonia"


Llegar a El Calafate me recuerda a Doctor en Alaska o a la pelicula Local Hero, cuando a los protagonistas son destinados a la zona más inhospita de la tierra. Pueblos con poco movimiento, donde el que te atiendo en el mostrador del hostal es el mismo que te sirve una cerveza en el único bar del pueblo y es el que vela por la seguridad, o sea el policia. El Calafate tiene ese aspecto, pero hay mucha vida. Todo gira en torno a las actividades del Parque Nacional Los Glaciares y hay mucho turismo de montaña y como no, muchos comercios enfocados a servirte una chaqueta North Face o una mochila Patagonia.

El bus con remolque, para nuestras bicis nos deja en la puerta del hostal escogido, el Amancay, regentado, curiosamente por una pareja de jovenes circenses que hacen temporada aqui para luego ir a viajar haciendo malabares a festivales de circo o de teatro de calle...interesante.

Tengo por delante mucho curro. Tengo que montar dos bicis, tenemos que avituallarnos, comprar lo que a partir de ahora nos hace falta y sobre todo ir a ver El Perito Moreno, el único glaciar que no esta en recesión gracias al campo de hielo de mas de 50km que lo va alimentando.
 
 
 
 
 

El glaciar esta a 80km y decidimos contratar una expedición para no sólo verlo, si no poder hacer un trekking por encima de él.

La experiencia es lo más exitante que he hecho con crampones puestos...bueno una vez en un refugio con una holandesa....eso es otra historia!

Despues de la caminata por esa enorme masa de hielo, nos sorprende nuestro guia con un whisky de despedida con hielo milenario del Perito Moreno.

La visita concluye con unas vistas panoramicas desde unas pasarelas. Alli somos testigos del desprendimiento, justo en frente de nosotros de un trozo de pared de hielo del tamaño de la fachada de un edificio de seis plantas. La imagen es hermosa, como a camara lenta, me recordó las imagenes de la demolición de un edificio. El estruendo mayúsculo y los pequeños tsunamis del agua lechosa duraron como diez minutos. Marta y yo nos quedamos sin respirar, en estado de shock, por unos instantes y la emoción acudió a nuestros ojos. Que felicidad y que sentimiento de gratitud hacia la naturaleza haber podido contemplar ese fenómeno.

De vuelta a El Calafate, realizamos las últimas compras y buscamos desesperados una cámara de bicicleta del tamaño 28. Ya que la rueda de Marta ha llegado sin el pitorro de la bálbula. Le pongo la mia de repuesto, pero ahora sólo llevamos una para los dos en caso de pinchazo.

Cenamos unas delicatessen en un restaurante recomendado por los chicos del hostal, para ponerle un broche de oro a este magnífico día.

Mañana empieza la guerra. Mañana los pistones se ponen en funcionamiento. La cadena empezará a girar...¿Sabré ir en bici despues de tanto tiempo? ¿Necesitaré ruedines los primeros días? Si la tostada siempre cae por el lado de la mermelada y el gato siempre cae sobre sus cuatro patas....¿Que pasaría si le atasemos una tostada en la espalda del gato?

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