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viernes, 13 de abril de 2012

12 de abril. DESCANSO ESTAMBUL. "Bi guater mai fren"


20 años después me vuelven a venir a la mente conceptos taoístas que leía cuando hacia artes marciales.


Cualquier aspecto, persona, situación o cosa, se rige por la ley de la dualidad del yin y el yang. Tensión-relajación, frió-calor, luz-oscuridad, ruido-silencio...Las dos fuerza opuestas y complementarias que rigen al mundo...y a Estambul.


Hoy, mi día de descanso ha sido un día yin-yang...de concepto, de sentimiento y de estado de ánimo. ¿Puede haber algo más desagradable y crispante en el mundo que ir a un consulado iraní a pedir un visado? Puede haber algo más agradable y relajante en el mundo que un Hammam (baño turco) después de un día agotador? Pero como dijo Jack el destripador...vayamos por partes
Calle del Gran Bazar, por uno de estos arcos si entras no sales.
Desayuno con Orhan y su madre (típica señora mayor ataviada a la turca, muy cordial y agradable). Salimos y cada cual coge un bus. El para un curso. Yo para el Gran Bazar (el mercado laberíntico con mas e 58 calles y 4000 tiendas). Aquí es cuando pienso que somos como hormigas. Caminar por esas calles por debajo de una mezquita hace que me imagine un mundo futuro y apocalíptico, que por alguna extraña razón (o no) medioambiental nos obliga a vivir bajo tierra. Y me doy cuenta que sobreviviremos a cualquier catástrofe futura. Entro por una puerta y salgo por otra diametralmente opuesta. Salgo buscando el consulado Iraní para pedir el visado de entrada en Irán. Un señor yin-yang (parecía agradable pero no lo era) me dice que necesito un codigo de autorización que me lo proveerá una agencia de viajes de Irán. Salgo de allí y recibo una llamada de teléfono de un amigo de Orhan que trabaja en el consulado español en Estambul. Me dice que si necesito algún papel del consul español que me pase por el consulado. El consulado está en la otra punta de Estambul. Cojo un taxi y me presento allí. Hablo con un policía español (Claudio de León) y mientras una chica me coge el pasaporte y a los 5 minutos me lo devuelve junto con una carta de presentación dirigida al cónsul iraní. Rápido, pin pan.

 Vuelvo al centro y me embarco en un tour de dos horas en barco por el Bósforo. Las vistas del cuerno dorado de Estambul son magnificas y ambas orillas están plagadas de mezquitas y hoteles lujosos. Vuelvo al bazar y busco directamente el área de las especias, no sólo por su olor característico, ni por el color de sus pigmentos...sobre todo porque aquí empieza para mi la Ruta de la Seda.

Especias


Vuelvo caminando hasta casa de Orhan (5 km) donde al lado de su casa hay un Hammam. Ansío un baño relajante y un masaje. Estos baños, como todos, tienen un horario para mujeres y otro para hombres. Muy temprano por la mañana y a partir de las 18h y hasta las 23h para hombres y de 9h hasta 17h para mujeres.


El lugar funciona desde el 1573 y creo que el que me dio el masaje no se corta las uñas de los pies desde ese año. Es el típico turco con bigote, dotado de una barriguita cervecera.


Me mete en una cabina, me dice que me desnude y me da un pareo que me tengo que anudar a la cintura. Me lleva por diferentes puertas y habitaciones oscuras con fuerte olor a humedad y orín hasta la sauna y me deja allí. Entran otros clientes, nos miramos, yo saludo con un gesto con la cabeza y cierro los ojos. A los diez minutos salgo y en una de las picas lleno un balde de agua fría y me la echo por encima, luego con caliente y así de esta manera yin-yang me voy reencontrando conmigo mismo. Aparece el señor con una toalla envuelta en la cintura y con gestos me indica que es hora del masaje. Me tumbo boca abajo en una camilla de piedra y empieza a darme una paliza con agua y  jabón. Al principio creí que usaba un rodillo de madera, pero no, ¡eran sus manos!. No estoy acostumbrado a que un señor semi-desnudo, y mojado me quite el pareo, me lo coloque tapando la raja del culo y me masajee las nalgas. Llámame anticuado, pero en Estambul y en aquel antro, preferiría un campeonatos de pulsos con escorpiones.  Me dice que me de la vuelta y empieza a amasarme los cuadriceps veo las estrellas y golpeo la camilla con la palma de la mano. El dice algo inteligible. No oso mirarle a la cara por lo que mi mirada se va a los 13 agujeros del alto techo abobedado, por donde entra una tenue luz.  Me enjabona todo el cuerpo mientras de fuera rompe el silencio el rezo desde una mezquita (aquí es cuando pienso, me quiere limpito para él y para sus amigos que vendrán ahora). A veces me rozaba con su paquete mi rodilla...llámame desconfiado, pero no me hacia gracia. La pélicula "El expreso de media noche" me caló hondo.


A los 20 minutos me enjuaga y me dice que ya esta. Me da un pareo nuevo y me señala la antesala donde me espera otro señor que con movimientos propios de un kata de karate me ata una toalla al cuello y otra en la cabeza. Me cambio en la cabina, pago 25 liras (unos 11€) y me voy a casa de Orhan.

Adivinanza; Relajado por fuera y tenso por dentro ¿que es?...Ángel saliendo de un baño turco.


Lo peor: Un consulado iraní (creo que a los niños de Estambul los asustan diciéndoles que si se portan mal los encerraran en el consulado iraní).
Lo mejor: Las delicias turcas (esa repostería de hojaldre, miel y pistacho). El Gran Bazar. Las vistas desde el Bósforo. El Hammam de Yedikule.

Este día va por ti Marta López Mazorra, y esta ciudad va contigo.

7 Festival de Tulipanes de Estambul

Oteando el horizonte
Los peces de este rio tienen mucho Bósforo y Calcio

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